RITA FERNÁNDEZ PADILLA

Cursó estudios superiores de música en la escuela de bellas artes de dicha ciudad, donde trabó amistad con varios compañeros oriundos de la señorial Valledupar. Integró junto con otras compañeras la agrupación llamada las universitarias para participar con una presentación en el festival vallenato de 1968, lo cual marcó el ingreso de la mujer costeña en el mundo musical vallenato.

Una vez conoció a Valledupar fue cautivada por la indecible belleza de la ciudad de los mangos, el balneario de hurtado y el río Guatapurí, lo que la decidió a fijar su residencia en la capital cesarense a partir del año 1972. Compositora profunda y de gran sensibilidad, autora de afamadas composiciones como: romance de San Andrés, sombra perdida, las sabanas del rodeo, reflejo de amor, ¿Qué tiene Patillal?; entre muchas otras. El himno de Valledupar consagró su ingreso al universo cultural y musical de la tierra de pedro castro, de la cual ya nunca más se marcharía. Autora además del himno de Codazzi.

Obra

A la pregunta ¿Qué la inspiró para componer el himno de Valledupar? Respondió así: «este amor tan grande que siento por esta bella tierra».

El maestro Nabo Nazar Cogollo Ayala le dedicó en 2007 este sentido soneto en el cual se sintetiza buena parte de lo que la maestra Rita Fernández encarna y significa por su vida y obra en el mundo de la música terrígena.

MUSA VALLENATA (Soneto)

A Rita Fernández Padilla

Palpita vibrante en tus dedos de oro Con suave lamento el febril acordeón… Y tú te desdoblas con tierno decoro En límpidas notas que forman canción.

Y cantas y lloras… ¡Tu alma es la vida! Que brota atrevida entre suave quietud… Al alba que el Valle te ofrenda aguerrida Cual savia nacida de su juventud.

¡Te elevas y naces genial en el aire! Tu gesto de artista es el puro donaire De excelsa belleza que tiende a subir… ¡Oh Rita Lucía! ¡Conquista la altura Del sol que te besa con brisas tan puras, Cual grande es la aurora de tu porvenir!